5 errores que retrasan una licencia de obra (y cómo evitarlos)

Juan Manuel Román Mostazo • 10 de agosto de 2025

En muchos ayuntamientos, los plazos para conceder licencias de obra se alargan por carga de trabajo... y por errores evitables en la documentación. Aquí resumimos los 5 errores más comunes y cómo prevenirlos, para que tu expediente avance más rápido que el hormigón en día de calor.

Licencias de obra: planos y formulario

1. No adjuntar toda la documentación requerida

Qué ocurre: Falta memoria, planos, presupuesto, declaración responsable u otros anexos exigidos por ordenanza. El ayuntamiento requiere subsanar y el reloj corre.

Cómo evitarlo:

  • Revisa la ordenanza municipal y la normativa autonómica aplicable.
  • Usa una checklist previa a la presentación.
  • Consulta dudas con el técnico municipal antes de registrar.

2. Planos incompletos o con errores

Qué ocurre: Planos sin escala, acotaciones ilegibles o incoherencias entre plantas, alzados y secciones. Imposible verificar la adecuación de la obra.

Cómo evitarlo:

  • Asegúrate de que estén firmados y fechados por técnico competente.
  • Incluye plantas, alzados, secciones y detalles según normativa.
  • Comprueba legibilidad y coherencia antes de firmar.

3. Presupuesto mal detallado

Qué ocurre: Un presupuesto genérico impide calcular tasas (p. ej., ICIO) y dificulta comprobar el alcance.

Cómo evitarlo:

  • Desglosa por capítulos y partidas.
  • Usa bases de precios oficiales (p. ej., Junta de Extremadura).
  • Incluye IVA y costes indirectos previstos.

4. Falta de justificación normativa

Qué ocurre: No se explica el cumplimiento de planeamiento, accesibilidad, seguridad y eficiencia energética; llegan las aclaraciones.

Cómo evitarlo:

  • Añade un apartado de cumplimiento normativo en la memoria.
  • Adjunta certificados y cálculos cuando proceda.

5. Retrasar la respuesta a requerimientos

Qué ocurre: El expediente queda paralizado si tardas en contestar a subsanaciones o aclaraciones.

Cómo evitarlo:

  • Vigila notificaciones electrónicas y correo.
  • Responde lo antes posible(o solicita prórroga).
  • Contacta con el técnico municipal para aclarar dudas.

Conclusión

Evitar estos errores reduce plazos, ahorra costes y mejora la relación con la administración. En obra el tiempo es dinero; en licencias, también es paciencia.

Consejo CIC: En Conecta Ingenieros Civiles aplicamos checklists normativas y revisiones internas antes de registrar expedientes, para que tu licencia llegue a meta sin sobresaltos.

Por Juan Manuel Román Mostazo 9 de agosto de 2025
El túnel submarino España–Marruecos es uno de los proyectos de ingeniería civil más ambiciosos del siglo XXI. Su objetivo: unir Europa y África a través de un paso ferroviario bajo el Estrecho de Gibraltar, permitiendo el tránsito de pasajeros y mercancías con mayor rapidez, seguridad y capacidad que el transporte marítimo actual. Su historia se remonta a los años setenta, pero hoy vive una nueva fase de impulso gracias a estudios técnicos avanzados, financiación inicial y el compromiso político de ambos países. 1. Estudios técnicos actuales En esta etapa, los trabajos se centran en confirmar la viabilidad técnica y económica, así como en definir el trazado óptimo. Entre los estudios en marcha destacan: Geotecnia y geología Sondeos y análisis de núcleos para caracterizar el terreno, identificar capas inestables y cartografiar fallas activas. Sismología y tectónica Evaluación del riesgo sísmico, dado que el Estrecho se sitúa en la interacción entre las placas euroasiática y africana. Hidrodinámica Simulación de corrientes marinas para prever el impacto durante la fase constructiva y en las bocas de acceso. Integración ferroviaria Estudios de conexión con la red española de Alta Velocidad (AVE) y con la marroquí, que actualmente desarrolla la línea Tánger–Casablanca y futuras extensiones hacia Marrakech y Agadir. En 2025, el Ministerio de Transportes español asignó 1,6 millones de euros adicionales para profundizar en la fase de diseño conceptual. 2. Propuesta técnica del túnel El diseño preliminar contempla: Tipología : Doble túnel ferroviario (uno por sentido) más un túnel central de servicios y evacuación. Longitud : Entre 38 y 60 km , con 27–28 km bajo el mar . Profundidad máxima : Hasta 300 m en el punto más profundo (Umbral de Camarinal). Velocidad de operación : 200–250 km/h para trenes de pasajeros y mercancías. Tiempo de recorrido : Aproximadamente 30 minutos de costa a costa. Método constructivo : Tuneladoras de presión de tierras o escudo mixto, adaptadas a alta presión hidrostática y terreno heterogéneo. 3. Objetivos estratégicos El túnel no solo es un desafío técnico; también es un proyecto de gran relevancia geopolítica y socioeconómica: Conexión ferroviaria intercontinental Integrar las redes de alta velocidad europea y magrebí. Aumento de capacidad logística Reducir la saturación de los puertos del Estrecho y acelerar el transporte de mercancías. Impulso económico y turístico Potenciar el flujo de visitantes, la cooperación empresarial y la inversión extranjera. Refuerzo geoestratégico Convertir el Estrecho en un nodo clave del comercio global. 4. Plazos y previsiones 2025–2030 : estudios geotécnicos, sísmicos y ambientales; diseño detallado. 2030–2032 : licitación y preparación de obra. 2032–2040 : ejecución de la infraestructura. 2040 : puesta en servicio. 5. Infografía técnica La siguiente imagen muestra un perfil esquemático del túnel previsto, con sus accesos, longitud y punto más profundo: 
Por Juan Manuel Román Mostazo 17 de junio de 2025
¿Quién quiere ser ingeniero civil? Radiografía de una carrera en busca de nuevos talentos Cada verano, miles de jóvenes en España se enfrentan a la misma pregunta: ¿qué estudiar? Las universidades se preparan para recibir a la próxima generación de estudiantes, pero en los pasillos de las Escuelas de Ingeniería Civil reina un silencio preocupante. No por falta de profesores ni de oferta académica, sino por algo más profundo: la caída sostenida en la demanda de esta histórica y esencial titulación. A pesar de ser una de las profesiones más antiguas, con un papel clave en el desarrollo de infraestructuras y en la transformación de nuestras ciudades, la Ingeniería Civil no parece estar entre las primeras elecciones de los futuros universitarios. Y no es algo nuevo. Una caída que lleva años en marcha Hace apenas dos décadas, las ingenierías en general gozaban de buena salud. En el curso 2002‑2003, más de 360 000 estudiantes estaban matriculados en titulaciones técnicas. Hoy, esa cifra apenas supera los 219 000. Dentro de ese descenso general, la situación de la Ingeniería Civil es especialmente llamativa: en menos de diez años, el número de egresados ha pasado de más de 2 000 a menos de 800. No es raro encontrar grados donde las plazas ofrecidas superan ampliamente las solicitudes en primera opción. En algunas universidades, el porcentaje de estudiantes que eligen Ingeniería Civil como su primera preferencia no llega ni al 60 %. Es decir, muchos llegan "de rebote", o porque no consiguieron entrar en otra titulación. ¿Por qué ya no seduce como antes? Hay varias respuestas posibles, y todas tienen algo de verdad. Para empezar, muchas personas jóvenes desconocen realmente qué hace un ingeniero civil. No hay una imagen clara y atractiva de la profesión, como sí la hay con otras más "mediáticas". A eso se suma cierta confusión con los llamados “grados no habilitantes”, que obligan a cursar un máster posterior para poder ejercer. Y claro, si un chico o chica de 17 años ve que va a necesitar cinco o seis años de estudio antes de poder trabajar, es comprensible que se lo piense. Tampoco ayuda la fama de dificultad que arrastran las ingenierías. Aunque justificada en parte, a veces se convierte en un filtro innecesario para estudiantes que podrían rendir muy bien con un enfoque pedagógico más adaptado. Las tasas de abandono en los primeros cursos —que rondan el 50 %— no invitan al optimismo. Pero el mundo sigue necesitando ingenieros civiles Lo curioso es que, mientras las aulas se vacían, el sector sigue reclamando profesionales cualificados. Según estimaciones recientes, España necesitará más de 200 000 ingenieros en la próxima década. Y la construcción, en particular, podría requerir hasta un millón de nuevos trabajadores, muchos de ellos con formación técnica superior. En paralelo, los ingenieros civiles que logran terminar la carrera encuentran empleo con relativa rapidez y, en general, con buenos salarios. A los cuatro años de graduarse, su sueldo medio se sitúa por encima de los 30 000 euros, según los últimos informes de empleabilidad. ¿Y ahora qué? En este 2025, la situación no ha cambiado demasiado respecto a años anteriores. Aunque algunas universidades siguen apostando fuerte por modernizar sus grados y adaptar los contenidos a los nuevos retos —como el cambio climático, las infraestructuras sostenibles o la digitalización del sector—, el problema de fondo sigue siendo el mismo: falta interés. El reto, por tanto, ya no es solo académico, sino también cultural. Hace falta explicar, con claridad y entusiasmo, qué hace un ingeniero civil, cómo mejora la vida de las personas, y por qué es una carrera con futuro. Se necesita también una mayor conexión con los institutos, campañas que acerquen la ingeniería a los más jóvenes, y políticas que valoren adecuadamente la formación técnica. Porque, aunque ahora parezca que nadie quiere ser ingeniero civil, la realidad es que el mundo no puede permitirse prescindir de ellos.
Por Juan Manuel Román Mostazo 26 de abril de 2023
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